El vallenato es un estilo musical típico de la costa atlántica de Colombia que se desarrolló entre las clases populares a través del siglo XX y que en la actualidad ha derivado en una variedad de ritmos modernos. Se trata de un canto musicalizado con instrumentos de diversos orígenes que, al ser tocados juntos, crean la especificidad del vallenato: una gaita o acordeón, una caja (especie de tambor de origen africano) y una guacharaca (instrumento de fricción indígena), acompañados también en versiones modernas por guitarras o bajos.
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Música colombiana del valle de Upar:
Sus orígenes se remontan a los bailes públicos, los cuales eran organizados en los pueblos desde que la liberación de los esclavos y el mestizaje condujeron a la formación de una clase humilde y sedienta de música alegre. Aunque a veces se menciona el año de 1902 como fecha de creación del vallenato con la canción “El amor amor”, hay opiniones encontradas sobre su verdadera fecha y lugar de nacimiento. En todo caso se le relaciona siempre con la ciudad de Valledupar, que en su tiempo fue fundada en un gran valle donde vivía el cacique Upar.

En los años 1960, cuando el vallenato comenzó a ser reconocido en toda la costa atlántica y más allá, los musicólogos se ocuparon de categorizar el vallenato en cuatro ritmos distintivos: el son, el paseo, el merengue y la puya. Estos ritmos – pronto considerados como clásicos – han dado paso a estilos vanguardistas representados por artistas de talla internacional como Carlos Vives, quienes incluso hacen mezclas con otros ritmos contemporáneos como el reggaetón y el pop. Aunque estas derivaciones a veces han conducido al vallenato a un descrédito social, su sentido original, sin distinción de géneros, sigue latente como símbolo de identidad de la sociedad costeña colombiana.
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El acordeón es el alma del vallenato:
El vallenato como expresión folclórica nació en el intento de acompañar composiciones foráneas y regionales con un conjunto instrumental de origen indígena. En dicha composición, el instrumento de viento primitivo era la gaita, una especie de flauta hecha del corazón de un cactus. La influencia de los ritmos europeos a principios del siglo XX condujo a reemplazar la gaita por el acordeón, dando lentamente inicio al vallenato actual. De hecho, el vallenato fue inicialmente denominado “música de acordeón”, pero por conveniencia y por motivos publicitarios paso a llamarse vallenato, igual que los oriundos de la ciudad colombiana de Valledupar.
Las primeras composiciones vallenatas fueron adaptaciones de estrofas de canciones extranjeras a la lengua local, intercalando con versos improvisados que les dieron a los primeros cantantes su fama de trovadores. El sentido original de los textos vallenatos estaba basado en el pasado colonial de Colombia. Luego de que la colonización acabara en el siglo XIX, algunos antiguos esclavos o peones comenzaron a ganarse la vida yendo de pueblo en pueblo como trovadores europeos llamados “juglares”, es decir una mezcla de acordeoneros y cantantes nómadas. Este oficio nació en el contexto de una región poco desarrollada, en donde los pueblos no tenían muchos medios de comunicación entre ellos. El objetivo de los juglares era relatar historias que acontecían entre los pueblos, tanto para divulgar noticias como para entretener a la gente.

Estas narraciones cotidianas dieron paso en los años 50 a composiciones poéticas más elaboradas y dedicadas a las regiones, a personas queridas o a rivales. Fue entonces cuando dejaron de existir los juglares para dar paso a los conjuntos vallenatos, en los que el cantante es acompañado por al menos tres instrumentos fijos. Esto condujo a su vez a la separación de las funciones del cantante y el acordeonero, a tal punto que los acordeoneros comenzaron a perder protagonismo para cedérselo a los cantantes. Estos últimos comenzaron a brillar también como compositores y lentamente se convirtieron en parte del jet-set local, siendo Rafael Escalona uno de los más recordados. Sin embargo, la melodía más sentida del vallenato sigue siendo conducida por un acordeón o incluso a veces por la antigua gaita.
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Los cuatro aires rítmicos tradicionales:
La estructura en estrofas de cuatro versos revela la influencia de la poesía española en el desarrollo de los cantos musicalizados que dieron origen al vallenato. Los cuatro aires vallenatos (paseo, son, merengue y puya) fueron oficialmente reconocidos en el marco del Festival de la Leyenda Vallenata, el cual se celebra anualmente desde 1968 en la ciudad de Valledupar. Los aires tradicionales del vallenato están definidos principalmente por el ritmo del acordeón; el merengue está compuesto de compases largos y cadenciosos que le dan un carácter alegre, mientras que la puya sigue un ritmo más cortante que le confiere un carácter muy vigoroso. El son y el paseo por su parte se diferencian en la forma de entonar el golpe del bajo. Esto da al son una sensación cadenciosa, contraria al estilo bailable del paseo. Si bien se encuentran diferencias musicales y técnicas entre los aires vallenatos, la esencia del vallenato incita siempre a quienes lo escuchan a bailar, ya sea en bailes públicos o privados. Sin embargo, el vallenato no encuentra clasificación entre las categorías oficiales de baile; su estilo se simplemente se transmite de manera espontánea de una generación a otra.

El paseo ha sido el aire con más acogida comercial y por tanto el más desarrollado en la actualidad. Se trata de una matriz musical relativamente sencilla en cuyo acompañamiento se pueden introducir variaciones espontáneas o influencias de otros ritmos comerciales. Esto ha dado lugar no solo al llamado “vallenato romántico”, sino también a algunos híbridos que son producto de imposiciones comerciales de la industria y que pueden alterar el carácter original del vallenato.
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Función social del vallenato:
Lo que verdaderamente le da sentido al vallenato tradicional son sus funciones sociales. Entre ellas se encuentra la descripción de realidades históricas, sociales y culturales de la región atlántica para la formación y actualización de sus habitantes, narrando hechos o desventuras de personajes conocidos; la integración social de una región originalmente aislada por medio de la identificación cultural con un producto típico del mestizaje colombiano; y por último también la exaltación de la figura femenina como fuente de inspiración y pilar de la sociedad. Por ello en el 2015 el vallenato fue declarado por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La preservación de la tradición oral transmitida de generación en generación en las familias oriundas de la costa norte de Colombia es una de las funciones más importantes del vallenato. Los descendientes de los compositores vallenatos más conocidos como Leandro Díaz, Jorge Oñateo Poncho Zuleta continúan conservando la tradición musical y demostrando su pericia en el Festival de la Leyenda Vallenata. Pero también muchas familias colombianas siguen reuniéndose en las noches y en los fines de semana para escuchar y cantar juntos vallenatos, algunas veces incluso acompañados por un acordeonero y un percusionista, como lo hacían los habitantes de las poblaciones aisladas de las que venían sus ancestros.
Autor: José David Montoya
Para ir más lejos:
- Clúster de la cultura y la música vallenata. 2013. Plan especial de salvaguardia para la música vallenata tradicional del caribe colombiano. Ministerio de Cultura, República de Colombia. 121 p.
- De León, M. 2010. El vallenato: origen y evolución. Editorial (Sic). 226 p.
- Henríquez, G. 2013. Cienagua: la música del otro valle. Editorial La Iguana Ciega. 244 p.
- Marulanda, S.2013. La venganza del ángel malo: raíces y alas de la música de acordeón y del vallenato. Digiprint Editores. 483 p.
- Oñate, J. 2003. El abc del vallenato. Editorial Taurus. 474 p.
Creditos fotográficos : Colombie-découverte.com (guacharaca) ; CC by SA Jdvillalobos, Jhonatan Mancera, SolReyes, Viviana Vendler
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